Y como ya se aproxima el verano y aquí el direte ¡Qué mal llevo el calor! Traigo una escapada fresquita de finde “Turégano”.
Turégano es una Villa segoviana de rancio abolengo repleta de historia, una historia tan lejana como incierta, se cree que sus primeros moradores fueron celtas, pero no dejaron huella de su paso, para posteriormente ser poblada por los romanos de los que sí consta su estancia.
Me gusta pasear por sus calles y mirar las fachadas de sus casas, que no sé el estilo exacto, pero sí que es una constante en el pueblo, incluso añadiría más, en Segovia, son tan iguales y a la vez tan diferentes.
Desde su plaza porticada a lo lejos se divisa alto su castillo situado sobre un castro romano cuyos rastros inertes y descuidados permanecen en los alrededores del foso de la fortaleza.
La visita es obligada, es impresionante, tal y como subes las escaleras vas leyendo sus relatos, su vida rica en sucesos que han hecho época desde que Fernán González recuperase el sitio en el siglo X y lo cede a su hijo para construir el castillo, peldaño a peldaño miras el pasar de los siglos mezclándose personajes como Dª. Urraca, Alvaro de Luna…
Llama la atención desde el exterior ver asomar una gran espadaña que procede de dentro, resulta curiosa:
Y cuando entras ¡Sorpresa! Lo primero que encuentras en su interior es la iglesia de “San Miguel Arcángel” una joya románica que conserva pinturas tras el altar y es que primero se hizo el templo y luego se hizo el castillo entorno al mismo ¡Una iglesia fortificada!
Y ahora me paro en el yantar, bien conocidos son los asados de Segovia, el cochinillo, el cordero, todo esto cocinado de forma tradicional: en horno de leña. En el pueblo hay varios restaurantes, aunque nosotros siempre vamos a uno que está en la plaza “ El Yaguan” y como es al que vamos y quedamos muy bien servidos es el que recomiendo, la relación calidad/precio es notable, no sólo te ofrecen los platos típicos de la comarca, sino que se atreven con el “Salmorejo” y como fue lo que pedí ¡Para chuparse los dedos! Tienen de todo y me estoy relamiendo de pensar en “la sopa castellana” que comí la anterior vez, a platos de diseño, una cocina de siempre y creativa.
En resumen es un pueblo fresco, lleno de historia, donde se come de lujo y con un entorno, desde los pueblos de alrededor, que como soy “culo de mal asiento” ya iré trayendo, a un ámbito natural incomparable, si miras por una ventana te encuentras con las “Hoces del río Duratón” y si te asomas por otra “La Sierra de Guadarrama”, de donde es este video, un rincón encantado ,del que haré la entrada en mi otro blog, jajaja, que raro suena, cuando haga más calor, pero mientras tanto os traigo el canto del agua.
Y eso es todo amigos!!!
6 comentarios:
Me gusta Turégano, el pueblo, las casas y casonas, la iglesia-fortaleza, con mucha historia y muchos enigmas, pero comparado con los dones de Madre Gaia...¡me quedo siempre con éstos!. Impresionante la cascada, aún no la conozco, pero seguiré la recomendación para un verano que auguro muy caluroso. Un abrazo
¡Buenos días! Turégano el pueblo con su castillo de fondo, un marco incomparable y un sin fin de historias, pero estoy contigo, me quedo con la naturaleza. Al "Chorro de Navafría" le haré la entrada cuando haga más calor, es un sitio mágico, con una masa arbórea exuberante, aquí nos perdemos a pasear muchos días, ver el arroyo del Chorro deslizarse en "un tobogán" calizo, escucharlo... ¡Placer de los sentidos! Un beso.
Muy buenas,
Es una visión atrayente la de Kalma románica.
Que bonito Turégano, y yo sin conocerlo. Deberé remediarlo.
Bsos
Hola Baruk! En tu próxima visita a tierras segovianas ¡Tienes que ir! Pasear por Turégano, por esta zona en general, es introducirte en el medievo castillos y mucho románico, combinado con casonas señoriales y un yantar digno del mismísimo Malvís. Besotes!
No me extraña, pareja Kalma-Barukita, que os encante Turégano, pues no en vano ahí radica el único Museo de los Ángeles. Lo que ya no me queda claro es que pinta aquí "ese demonio"...
De Navafría, el recuerdo de mi amigo el cura jubilado de San Millán, don Jesús Sastre.
Tengo dos compromisos pendientes: Ir con Pallaferro y Baruk a visitar a Esca y su Pilonga, y otro, comer con Kalma. Así que....¡ decidido el lugar¡.
Besos ( sólo a los ángeles).
Hola Malvís!¡Totalmente de acuerdo! El sitio tiene más que encanto, y no me refiero al blanco inmaculado de su valioso museo angelical, que rompe todos los esquemas, sino a los asados de la zona.
Por cierto, no conozco a Esca pero si quieres le pasas la última entrada que he hecho en "La Rosa de los Vientos" creo que ese sitio le resulta más que familiar, anda y a ti también...
Besotes!!!
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