Os invito a que os deis un vuelo por las tierras fértiles de Sanabria, regada por varios ríos, Tera, Negro… cubierta de bosques, lagos.
Un enclave frío, uno de los últimos glaciales dejó huella por estos parajes, formando el lago, el más grande de la península.
En otoño se ven numerosas huellas de ciervos, corzos... y un reguero de avellanas, castañas, bellotas, se van ligando... y vas siguiendo los rastros, pensando ¿Qué sorpresa encontraré en el siguiente recoveco? los mismo me encuentro con alguien de mi gremio...

Esta comarca, en tiempo casi inaccesible, situada al noroeste de Zamora, limita con Orense y Portugal (direte: vas escuchando la radio y se cambia la emisora ¡A la del país vecino!) Su aislamiento la ha hecho fomentar, a lo largo de los años, canciones, bailes... costumbres trasmitidas de padres a hijos, generación tras generación.
Se hace curioso encontrar en Puebla de Sanabria un museo de “gigantes y cabezudos”, y es que son tradición, se celebra desde tiempos ancestrales una fiesta típica donde desfilan tan pintorescos personajes.

Su orografía la ha hecho valedora de múltiples creencias populares; su situación, la dispersión, las características naturales, invitan a que la imaginación popular se agudice, existiendo múltiples alegorías en la zona: meigas y lobos conviven en el corazón del bosque, escuchando como tambor el estruendo de la cascada de Sotillo. El conjuro de la naturaleza se mezcla con la fantasía ¡La chispa de la ilusión humana!
La más popular leyenda es la del Lago de Sanabria y el origen del mismo:

“Se cuenta que donde está el lago, hace muchas, muchas lunas, existía una aldea, fértil, rica, próspera, llamada “Valverde de Lucerna”. Los pobladores de esta villa tenían todo lo material que la vida les podía ofrecer, vivían... ¡Cómo Dios! Pero eran pobres de corazón, egoístas, carecían de bondad.
Un 24 de junio, pasó un peregrino, que pidió cobijo y comida, y todas las puertas se le cerraron: “Eres un peregrino sigue tú camino”.
Sólo unas mujeres, que cocían pan en el horno del pueblo, se apiadaron de él, guareciéndolo del frío y ofreciéndole pan. Cuando el hombre entró, la masa que había en el horno creció tanto, que el pan se salió del mismo.
Cuando el peregrino abandonó el pueblo, en castigo a la falta de caridad de sus pobladores, clavo su bastón diciendo:
“Aquí clavo mi bastón
aquí salga un gargallón
aquí cavo mi ferrete
que salga un gargallete."
Y empezó a brotar agua, quedando toda la aldea anegada, solo se salvó el horno de pan, que se dice, que es una pequeña isla que hay en el lago.
También, se comenta, que una de las campanas de la iglesia fue rescatada por los bueyes, y otra, permanece sumergida en el agua, y el día 24 de junio, las personas que se encuentran cerca de buen corazón, la puede oír como repica alegre bajo el lago”
¡Cómo me gustan las leyendas! Y esta tiene con gran moraleja.
Historias de feudos, San Martín de Castañeda tenía todos los derechos de pesca en el lago, un pueblo regado y creado alrededor de un monasterio, románico, data del siglo XII ¡Una joya! Que, por situación, palpita como un dragón de piedra reflejado en un espejo cristalino ¡Agua! Haré otro montaje ampliando el románico del norte de Zamora y por supuesto, este sitio, tendrá su mención especial.

Pasear por las calles empinadas de Puebla de Sanabria, la villa más grande de la comarca, ver sus casas engalanadas de mil flores, de todas las formas y colores, hogares centenarios con blasones grandes y fuertes, pero el sin fin de colores de las fachadas hacen que luzcan tenues, casi furtivos ¡Enmudecen ante tanto colorido!

Llegar a la plaza del ayuntamiento, un edificio renacentista que observa de frente la iglesia de nuestra señora de Azogue del siglo XII. Una de sus dos puertas, por la que no se accede al interior, tiene unas columnas-estatuas, que son una belleza. Pared, con pared, está la iglesia barroca de San Cayetano.
Y subiendo una pizca más ¡La Corona! El castillo renacentista de los Condes de Benavente, construido sobre las ruinas de una antigua fortaleza, en el siglo XV, dada la proximidad de otro país. El castillo acabó casi en ruinas tras la guerras de independencia de Portugal del siglo XVII. Pasear por sus murallas en torno a una alta y cuadrada torre del homenaje, te hace pensar en si las piedras hablasen…

Y quién ya ha hablado mucho por hoy, es la bruja, sólo me queda decir, aunque podría contar mil historias más:
¡¡¡ESPERO QUE OS GUSTE!!!
Y si lo queréis ver a lo grande: